martes, 30 de octubre de 2012

CONDENADO POR AMENAZAR


Un juzgado de San Isidro acaba de dictar una sentencia considerada ejemplar para el abordaje de la violencia de género por parte de la justicia: sancionó con 8 meses de prisión en suspenso y severas reglas de conducta a un hombre por el delito de amenazas a su ex compañera.  Las amenazas en estos casos no suelen llegar  a juicio y mucho menos son condenadas. A la vez, la consideración de pruebas también revela una mirada sensible a la problemática de la violencia, a cargo en este caso de una fiscalía especializada.



 “El fallo da cuenta de un proceso sensible de este juzgado que se abrió a otras pruebas y pudo escucharlos. Se amplió la mirada judicial. Es el primer fallo que tenemos en Tigre con estas características, que corta con la cadena de impunidad. Lo habitual es que las denuncias de amenazas no pasen a juicio, la justicia suele considerar que no hay suficientes medidas probatorias” señala Eugenia Ghiotto, directora de Políticas de Género y Violencia Familiar del Municipio de Tigre, en cuya zona tuvo lugar el hecho que se tramitó en los Tribunales de San Isidro.

Desde octubre del 2010, Tigre cuenta con una fiscalía especializada en temas de género, la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio de violencia de Género y Abuso Sexual, que fue la que llevó adelante la investigación sobre un hombre de 32 años – soltero, que se desempeña como operario y que tuvo dos causas anteriores por otros delitos-, a quien su ex compañera durante 6 años y madre de su hija de 3 denunció por amenazarla de muerte en marzo del 2012. La fiscal a cargo, Marcela Semería, fue la que llevó la investigación del caso que recayó en el Juzgado en lo Correccional N° 2 de San Isidro, a cargo de la jueza María Ema Prada. “Antes, la mujer que hacía una denuncia por violencia de género era atendida por un fiscal, luego por otro, la problemática era abordada por varios operadores judiciales sin continuidad en el tratamiento y el abordaje. Ahora,  se concentra la información; hay un solo equipo de trabajo que ya conocemos el tema y en el marco del convenio que el Ministerio Público Fiscal lleva a cabo con el Municipio, convocamos para trabajar articuladamente a las dependencias públicas y a las organizaciones no gubernamentales que tienen que ver con el tema –explica Semería- . Nuestra propuesta es humanizar la administración de justicia, aportar una mirada diferente. Si hay una chica violada mayor de edad, la gente piensa si no habrá consentido la violación. Lo mismo que se piensa por qué vuelven con el violento las mujeres víctimas. Y muchas veces vuelven porque les tienen que dar de comer a los chicos.  Tratamos de transmitir que las cosas deben ser entendidas desde otro lado. Y esa mirada que necesito me la aportan los especialistas que entre su ciencia y el contacto con la víctima me explican por qué ella siguió sometida a la violencia.”

En la causa contra este hombre, que tuvo sentencia el  9 de octubre, Semería convocó a testimoniar a cuatro policías que atendieron a la víctima en el momento en que el hombre la amenazó de muerte en la puerta de la escuela de la nena; a una madre de una compañerita de la nena que pasaba por el lugar en el momento de las amenazas; y a Guiotto, ya que la mujer víctima venía tratando su caso en la Dirección de Fortalecimiento del municipio. “Las situaciones de violencia de género son hechos que suceden en espacios privados, por lo general sin testigos, y en donde el vecindario no quiere meterse;  hay una cuestión con las personas, los contextos y el tipo de hechos que dificulta mucho la prueba, que es esencial para convencer al juez. En este caso teníamos a la víctima que decía que había sido amenazada por él en la puerta de la escuela, cuando él tenía una medida cautelar vigente por la cual no podía acercársele. A la vez, el personal policial no sólo refirió lo que la víctima les dijo sino que explicó cuál era el estado emocional de ella en ese momento que llegaron a la puerta de la escuela. Desde la Dirección de Fortalecimiento nos contaron por qué la empezaron a tratar y qué sabían del caso; y nuestra psicóloga testimonió sobre el proceso de violencia que ella venía padeciendo y su estado psicoemocional.  Asi, se fueron sumando los elementos para  poder definir el hecho como amenazas y presentárselo a la jueza.”

“Esto termina en tragedia”

Cuando el 26 de marzo, el victimario amenazó de muerte a su ex compañera, infringió la prohibición de acercamiento a menos de 100 metros que tenía hacia ella por 180 dias impuesta por un juzgado civil el 1 de marzo. Se trataba de la tercera medida cautelar que dictaba consecutivamente el juzgado debido a las reiteradas amenazas y agresiones. El argumento que él manifestaba : era que dejaría de amenazarla cuando volviera con él. Un texto que le entregó y que fue parte de la causa dice: “Yo necesito a mi hija para darle todo lo que pueda.  Ya tengo dos tiros y no tengo miedo.  Yo te quiero a vos porque tenés a (nombre de la nena).  Si yo te veo cuando salgas trata de que sea con  tu familia por ahora. Tráemela antes que yo rompa la cara de tu mamá.  Yo soy pobre pero si me ayudas todo puede cambiar.  Todo esto me va a hacer cometer una locura y no quiero que (nombre de la nena)  se quede sin sus papás.  Yo no voy a parar hasta tenerte conmigo.  Si pensás que te podés esconder para andar con alguien te equivocás, jamás te voy a dejar primero muerto te quiero a vos y a (nombre de la nena) conmigo sino esto termina en tragedia. Pensalo, traéme a (nombre de la nena)”.

Luego de la denuncia de amenazas en la puerta de la escuela, a fines de marzo del 2012, la mujer acudió a la Dirección de Fortalecimiento del Municipio, derivada por la Comisaría de la Mujer. Allí la encontraron con la sintomatología física y psíquica característica de situaciones de violencia de género: trastornos en el sueño, en la alimentación, problemas digestivos y angustia. Valoraron que su caso tenía un riesgo alto debido a que había sido víctima de violencia física, psicológica, sexual, económica, restricción de la libertad, ambiental, amenazas de muerte con armas de fuego e incumplimiento de medidas cautelares y la incluyeron en el Programa de Alerta Tigre que incluye el dispositivo DAMA que permite a las mujeres pedir ayuda cuando el varón violento las amenaza. El dispositivo permite a la vez grabar las conversaciones del ambiente. “Cuando la gente de la Dirección de Fortalecimiento declaró en el juicio, y relataron su abordaje del caso, las herramientas de las que disponen para trabajar, y el trabajo que hicieron con la víctima, tanto la jueza como la abogada de la defensa se quedaron asombradas porque era la primera vez que advertían que el Estado estaba activo y presente procurando la resolución del conflicto: desde mi porque llevé la causa a juicio y desde ellas por cómo trabajaban” relata Semería.

Además de las causas por amenazadas que se cursan en el fuero penal, hay una en el fuero civil en la cual le fue revocado hace pocos meses al victimario el régimen de visitas que tenía para su hija. No sólo usaba el mismo para enviar amenazas a la víctima a través de su madre y delante de la hija –que era quien llevaba a la nena a los encuentros-, sino que en una oportunidad se fue con la nena por varios días y, cuando la trajo de vuelta, la mujer descubrió que tenía la vagina irritada por lo cual el hombre también está denunciado por abuso sexual. “El realmente no quiere encuentros con la nena- dice Ghiotto- sino espacios para seguir violentando a su ex mujer. El régimen de visitas lo logró apurándola a ella. Cuando desde la justicia le ofrecieron a ella las opciones de visita para él, ella escogió con mucha ingenuidad la más limitada, nadie le informó que podía pedir que él no la viera. Hay que tener en cuenta el contexto del que ella viene. Recién empezó a registrar que lo que le pasaba era violencia después de meses de tratamiento. Estaba tan naturalizada la violencia en su contexto de origen que no podía reaccionar.”

En el testimonio presentado en la causa, dice la mujer: “Convivimos seis años. la violencia comenzó psicológicamente desde que éramos novios, me decía que no le gustaba que hable con nadie, yo tenía que agachar la cabeza porque para el yo miraba a todos los hombres, yo tenía que mirar al piso y a veces lo miraban y el me culpaba a mi. Se iba al baño a tranquilizarse pero se iba a fumar marihuana, decía que eso lo tranquilizaba.  Yo vi que me quería separar de mi familia y lo quise dejar en navidad ó año nuevo de 2008 a 2009, fue la primera vez que me amenazó con pegarme con una botella y ahí empecé a tenerle miedo”. Durante el juicio, debió pedírsele al hombre que dejara la sala para que ella pudiera declarar. El se quedó afuera y, en un momento, su zapatilla asomó por la puerta, lo cual la desestabilizó completamente.

Desde que se separó a fines del 2011,la mujer vive con su madre y hermanas. La madre es fundamentalmente quien la apoya económica y emocionalmente. Se trata de vínculos que debe recuperar porque estuvieron totalmente abandonados durante años por las restricciones impuestas por su ex compañero. “Las redes le están funcionando bien pero muy de a poco. Al juicio fue sola o acompañada por nosotras –cuenta Ghiotto-. Cuesta mucho que en su contexto entiendan que él puede ser sancionado penalmente. Ella está haciendo muchísimos esfuerzos.”

Además de los 8 meses de prisión en suspenso, la jueza impuso al victimario reglas de conducta por el término de dos años “en el sentido de coadyuvar a su rehabilitación y tratamiento para la resocialización”: mantener la residencia fijada, haciendo saber todo cambio con antelación; someterse al cuidado del Patronato de Liberados para su debido contralor; abstenerse de concurrir a los lugares a los que vaya ella;  abstenerse de consumir estupefacientes y de abusar de bebida alcohólicas; y someterse a un tratamiento psicológico. Si no cumpliera, se le revocaría la condicionalidad de la condena.

Ayuda a Víctimas de Violencia en el Municipio de Tigre: Maipú 215 – Hospital Municipal de Tigre. TE: 4731-7644. direcciondegeneroyviolencia@tigre.gov.ar

FUENTE: Sandra Chaher  COMUNICAR IGUALDAD   Foto: Pao Lin


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