En los últimos doce meses se duplicaron las consultas por golpes y ataques entre parejas de chicos de 14 y 21 años en la ciudad de Buenos Aires; aumentó el número de víctimas de ambos géneros que se acercan a los centros de asistencia.
Jenny relata a la psicóloga de la Oficina de Violencia Doméstica su vida junto al hombre que la golpeaba. Foto: LA NACION / Ricardo Pristupluk |
Hay chicas que regresan de la salida con su primer amor con mariposas en la panza y ganas de hablar horas con sus amigas sobre ese chico con el que ya se animan a sentirse más grandes. Pero hay otras que vuelven con alguna marca en el cuerpo o arrepentidas de haber elegido una minifalda para estar más atractivas o pensar siquiera en subir una nueva foto a su Facebook. Y no son pocas.
Cada vez más adolescentes porteñas y bonaerenses consultan a servicios especializados por "síntomas" de violencia en el noviazgo. ¿Hasta dónde los celos, los comentarios al paso sobre los amigos y la familia, las discusiones subidas de tono o los planteos sobre el uso del celular y las redes sociales son "saludables" en estas primeras relaciones de pareja? Trabajadores sociales, psicólogos y abogados las ayudan a comprender que violencia no es sólo un golpe.
Sólo en la ciudad de Buenos Aires, la cantidad de chicas de entre 14 y 21 años atendidas por noviazgos violentos se duplicó en un año: de 31 en 2011 a 69 el año pasado, según informaron desde el Subprograma Noviazgos Sin Violencia de la Dirección de General de la Mujer de la ciudad de Buenos Aires, una jurisdicción donde el 50% de las esposas maltratadas sufrió los primeros abusos emocionales, psicológicos o físicos durante el noviazgo.
En la provincia de Buenos Aires, las consultas de urgencia a la línea gratuita 102
coinciden con la tendencia porteña, mientras que el Registro Único de Niñez y Adolescencia provincial ya registra que el 44% de las 100.000 intervenciones anuales de la Secretaría de Niñez y Adolescencia bonaerense corresponde a casos de violencia y maltrato, tanto infantil como adolescente. El 7,1% de las intervenciones es por conflictos en los vínculos adolescentes, que incluye la violencia en el noviazgo.
Y en los 134 municipios de la provincia hay iniciativas locales, como la de la Dirección de la Mujer de San Isidro, que dictan talleres sobre temas de género en las escuelas y allí detectan casos de noviazgos violentos. Así surgió la necesidad de poner en práctica un programa piloto que, durante el año pasado, generó el interés inmediato de las autoridades de ocho colegios secundarios de localidades como Ituzaingó, Merlo, Morón y Castelar. A cada taller educativo asistieron unos 40 adolescentes, varones y mujeres de entre 12 y 16 años.
"Estamos en una etapa en la que el varón que usa palabras dulces parece que es un «tiernito». Hay mucha menos comunicación verbal que antes y las cosas importantes se dicen por Facebook, donde increíblemente los chats de los chicos tienen un romanticismo muy cuidado cuando se los repasa: el mismo adolescente que parece un duro en las relaciones interpersonales, en el Facebook es «un dulce» con las chicas. No obstante eso, en las redes también funciona la violencia en las relaciones", comentó el licenciado Norberto Lima, trabajador social y coordinador de los talleres bonaerenses.
Todas las fuentes consultadas coincidieron en la alarma que activan estas formas de vincularse, sobre todo entre los 14 y 17 años, cuando aún la mamá, el papá o algún abuelo percibe que una adolescente llega a casa "marcada" o mal. "Es necesario prevenir hoy para evitar la violencia mañana, con hijos de por medio -agregó Lima-. Si no actuamos ahora, en 10 años no sabrán tener una relación de pareja saludable. Y este tipo de vínculos tiene que ver con el modelo aprendido en casa."
Señales
Por su parte, la licenciada Daniela Reich, directora operativa del programa porteño de Atención Integral a las Víctimas de Violencia Doméstica y Sexual, enumeró algunas señales de alerta que aprenden las adolescentes y sus familiares en los centros integrales de la mujer (CIM) o durante los talleres en los colegios. Ellas son: el novio controla sus movimientos vía celular y chequea sus mails o el Facebook; la culpa de sus excesos; insulta o grita; no valora sus logros y hace todo lo posible para que no empiece o siga los estudios, un trabajo o participe en grupos culturales y artísticos, o si la agrede físicamente. "También aconsejamos prestar atención a si disminuye la autoestima o si aparece una sensación de ansiedad, depresión o alguna vez pensó o intentó suicidarse", agregó.
En la ciudad de Buenos Aires, es común que las chicas pidan orientación a la línea de emergencias 0800-66-68537 cuando empiezan a comparar su noviazgo con el de sus amigas o la relación entre sus padres. "Me sorprende cómo cambia la población con la que trabajamos año tras año -aseguró Reich, que es trabajadora social-. Antes, las mujeres víctimas de violencia doméstica tenían 30 años y, hoy, tienen entre 22 y 25 años. Todas tuvieron noviazgos violentos."
Bullying
Junto con el bullying , es un problema sin barreras sociales, económicas y educativas. En Recoleta, como en un barrio pobre del conurbano, hay casos más o menos graves. "Los primeros años de vida son sensibles a la formación de la personalidad y el modelo familiar que se tendrá. Si en esa etapa se aprende que la relación familiar es con violencia, el vínculo con el otro sexo será violento", dijo el doctor Pablo Navarro, secretario de Niñez y Adolescencia de la provincia de Buenos Aires. "Vemos cómo chicos y chicas se asombran al reconocer cuestiones cotidianas que, en realidad, están asociadas con una relación de pareja violenta. Y esto tiene que ver con los modelos familiares, que ellos y ellas repiten como algo normal", concluyó.
FUENTE. LA NACIÓN - Por Fabiola Czubaj
Del editor: por qué es importante.
Quizá algún lector sienta, tras leer esta nota, que puede empezar a ayudar o a ayudarse para cambiar una historia que siempre termina mal.
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