Percepción de una incapacidad para escapar
En el caso de un rehén de un atraco a un banco, amenazado por delincuentes armados, es fácil entender que perciba una incapacidad de escapar. En las relaciones de pareja, la creencia de que no se puede escapar es también común. Muchas relaciones de abuso y control consideran que el vínculo debe existir hasta que la muerte los separe, atados juntos por temas mutuos financieros, mutuo conocimiento íntimo o situaciones legales. Las siguientes son algunas situaciones comunes:
- Las parejas controladoras han contraído deudas hasta un punto en que ninguno de los dos puede sobrevivir por sí mismo. Los controladores que sospechan que su pareja puede marcharse, a menudo compran un nuevo automóvil, alegando después que no pueden pagar una pensión alimenticia debido a sus facturas.
- La ruptura legal de una relación, especialmente una matrimonio, a menudo da lugar a problemas importantes. Un controlador que gane dinero negro o se mantenga gracias a negocios no muy legales corre el riesgo de que sus fuentes de ingreso se ven investigadas o se hagan públicas durante el divorcio. En estos casos, el abusador se vuelve más ansioso por la posibilidad de exposición pública de sus negocios que por la pérdida de la relación.
- Los controladores a menudo recurren a amenazas extremas, como llevarse a los niños fuera de la ciudad, dejar su trabajo antes que pagar la pensión, exposición pública de temas personales de la víctima o asegurar a la víctima que nunca podrá vivir tranquila debido a su continua acoso. En casos graves, el controlador puede amenazar con llevar a cabo una acción que impida a la víctima mantenerse, como "haré que pierdas tu trabajo" o "quemaré tu coche".
A menudo los controladores mantienen a la víctima en la relación por medio de la culpa (amenazando con suicidarse si la víctima se marcha). La víctima puede sentirse quemada y demasiado deprimida para marcharse. Adicionalmente, los abusadores y controladores a menudo crean una dependencia mediante el control de los ingresos, poniendo los vehículos y casas a su nombre y eliminando cualquier recurso que la víctima pueda utilizar para marcharse. En mi práctica clínica he escuchado a veces: "Me marcharía, pero ni siquiera puedo sacar dinero de la cuenta. No conozco las claves".
En adolescentes y adultos jóvenes, las víctimas pueden sentirse atraídas por una persona controladora si se consideran inexpertos, inseguros o abrumados por cambios en sus vidas. Cuando los padres atraviesan un divorcio, los adolescente puede mantener una relación con un individuo controlador que les promete ayudarles a sobrevivir lejos de casa.
En las relaciones malsanas y, sobre todo, el el síndrome de Estocolmo, existe una preocupación diaria con los "problemas". Un problema es cualquier persona, grupo, situación, comentario, mirada casual o comida fría que pudiera producir un estallido emocional o abuso verbal por parte del controlador o abusador. Para sobrevivir, hay que evitar los problemas a toda costa. La víctima debe controlar las situaciones que causan problemas. Eso puede incluir evitar familiares, amigos, compañeros de trabajo, y cualquiera que pueda crear un "problema" en la relación abusiva. La víctima no odia a los amigos o familiares; sólo está evitando problemas. La víctima también limpia la casa, calma a los niños, comprueba el correo, evita ciertos temas y anticipa cada tema del maltratador para evitar problemas. En estas situaciones, los niños ruidosos son un problema. Los seres queridos y amigos son una fuente de problemas para la víctima que está intentando evitar la agresión física o verbal.
El síndrome de Estocolmo en las relaciones no es infrecuente. Los agentes de la policía son dolorosamente conscientes de esta situación (las llamadas por disputas domésticas son llamadas de alto riesgo durante el trabajo). Cuando los llaman los vecinos durante un incidente de abuso, el maltratador se muestra pasivo al llegar la policía, mientras la pareja maltratada amenaza a los policías si su pareja es arrestada por violencia doméstica.
En realidad, las víctimas saben que el maltratador se vengará si :
1) promueven el arresto
2) describen el abuso/pelea de modos que el abusador considera como traición
3) no pagan sus fianzas lo antes posible,
4) no se disculpan personalmente por la situación (como si fuera culpa suya).
El síndrome de Estocolmo produce un vínculo DISFUNCIONAL Y PERVERSO que utiliza el ABUSADOR/ VICTIMARIO/CONTROLADOR. Esa es la razón por la que muchas víctimas continúan apoyando al maltratador y se muestran compasivas con alguien que ha abusado de ellas psicológica y, en ocasiones, físicamente.
FUENTE: Autor: Joseph M. Carver, psicólogo
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