viernes, 15 de febrero de 2013

SAGA CINGOLANI - CASAS PARTE 1


Edith Casas ingresó en una camioneta al predio cercando al Registro Civil, cerca de las 13:00 horas. Detrás del portón la aguardaba un grupo numeroso de periodistas y fotógrafos de la región y el país.


Primero bajó de la camioneta Claudia, la hermana de Cingolani, y después Edith, que cubrió su rostro con la solapa de un saco y con enormes anteojos oscuros. Entró casi corriendo y con los fotógrafos detrás de ella.
A esta altura, ya todos sabían que quien tomó las riendas de la organización del casamiento fue la cuñada Claudia. Ella, justamente, no permitió que ningún medio entrara a retratar el momento del “sí” de Víctor Cingolani a Edith Casas y viceversa. Había treinta invitados, la mayoría parientes de Cingolani.
De parte de la familia de Edith no había nadie, sólo una señora, en silla de ruedas, que entró diciendo que es “amiga de Edith y de Víctor”, que conocía a las gemelas desde que eran bebés.
Mientras, todos esperaban que trajeran al novio de la Alcaidía donde permanece alojado. Algunos canales de televisión presentes interrumpieron su programación habitual para mostrar el momento de la llegada de Cingolani en una camioneta policial. Sorpresiva y rápidamente, en cuestión de segundos, se montó el operativo de custodia, en el cual participaron cerca de 30 efectivos de la Policía santacruceña. 
Minutos antes, aproximadamente 150 vecinos estaban esperando, pero sin hacer mucho ruido ni vocinglería. La mayoría eran amigos de Johanna Casas, la gemela asesinada.
Pero, cerca de las 13:40 horas, cuando bajó Cingolani, esposado, vestido con traje, aparecieron los gritos e insultos. “Asesino, asesino, hijo de p…”, le gritaron, y sobre los escudos de los policías se estamparon tomates y huevos que el público, sobre todo un grupo de chicas que eran amigas de la víctima, arrojó, más tres piedras que dieron sobre la pared y las aberturas del Registro Civil. Luego todo volvió a la calma tensa afuera, con los policías alertas, para evitar desmanes.
Los medios periodísticos insistieron en pedir permiso a las autoridades del Registro Civil para ingresar. Incluso, un periodista o productor del canal de noticias C5N se quejó porque supuestamente tenía el “permiso” de la familia, ya que habían pagado un “canon” para estar dentro.
Pero los policías, en la puerta del salón, les hicieron la requisa a los periodistas y luego, como no figuraban en la estricta lista de 30 invitados, no pudieron entrar. Por lo tanto, nadie de la prensa pudo retratar ese momento.
A los pocos minutos, algunas personas de un comercio ingresaron el catering, sándwiches de miga, pizzas y gaseosas, para que la pareja y los familiares festejaran la unión. Según se pudo saber, sólo en esos breves minutos, desde que Cingolani estampó la firma hasta que terminó la ceremonia, los policías le quitaron las esposas.
Pasada media hora o un poco más, se armó una estratagema policial para que no haya más desmanes afuera. Primero los uniformados, al frente del edificio, se dispusieron en fila como si fueran a proteger a quien iba a salir.
Esto hizo creer a todos que en cualquier momento saldría Cingolani por la puerta principal, por eso algunas personas arrojaron piedras y rompieron un ventanal del edificio público. Fue así que los policías se llevaron detenidas a tres personas. Pero Cingolani no apareció por la puerta grande. En realidad, el detenido estaba saliendo por una puerta lateral con boina, anteojos oscuros y hasta se había sacado la corbata, con policías llevándolo hasta la camioneta. De esa manera eludió a la prensa y a los curiosos.
Posteriormente, todos esperaban que saliese Edith. Y no tardó en hacerlo. Esta vez no se ocultó. Se mostró a cara descubierta y hasta posó con tranquilidad para las cámaras. Después volvió al interior del Registro Civil, esperando que un auto la fuese a buscar.
Por este caso hubo una cobertura muy importante, vía satélite, de todo lo que ayer ocurrió en Pico Truncado. Para la mayoría es incomprensible la decisión de ella, de casarse contra viento y marea con quien la Justicia provincial determinó que es el asesino de su hermana gemela.
Un un psicólogo forense que fue invitado al piso de un programa de TV dijo: “es incomprensible, aún si el hombre (sólo) fuera el sospechoso del asesinato”.
Ese mismo psicólogo dijo que Víctor Cingolani reúne las características de un psicópata, ya que su modo de ser indica a una persona que “manipula, que encanta a las personas y que las usa” para sus objetivos, y que Edith “probablemente” sea una “complementaria” que permite esa manipulación, a pesar de que ella misma en algún momento lo denunció a él por forzamiento.
FUENTE: LA OPINIÓN AUSTRAL

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