Anclados en un contexto de mafias, militarización e impunidad avalada por algunos Estados, los casos de femicidios en América Latina están aumentando en número y brutalidad. Como desde el 25 de Noviembre al 10 de Diciembre se realiza la Campaña de los 16 Días de Activismo Contra la Violencia de Género, AWID conversó con Ana Carcedo, del Centro Feminista de Información y Acción, (CEFEMINA) de Costa Rica, sobre esta realidad.
Ana Carcedo (AC): En Honduras y Costa Rica, cuando empezamos a investigar las muertes de mujeres en 1994, tomamos el concepto “femicide” trabajado por Diana Russell , y lo tradujimos como femicidio. Simultáneamente, sin que lo supiéramos, en República Dominicana Susy Pola estaba una investigación semejante, y ella tradujo “femicide” como feminicidio. Y luego viene el trabajo de Marcela Lagarde, donde ella dice va más allá del concepto de D. Russell porque incluye lo de impunidad, y dice que eso es nuevo y se llama feminicidio.
Así que en Centroamérica existen estos dos términos para describir dos tipo de crímenes.
Femicidio: es el asesinato de mujeres por un hombre o un grupo de hombres por el sólo hecho de ser mujeres, por su condición de ‘subordinación’ de género. Esta ‘subordinación’ está dada por las relaciones desiguales de poder entre mujeres y hombres tan bien reflejadas en la Convención Belem do Pará. Esta violencia no es casual, deriva de una sociedad estructurada, en la que las mujeres ocupamos posiciones inferiores de subordinación y eso facilita la violencia contra las mujeres. El femicidio es la forma de violencia más extrema contra las mujeres.
Feminicidio: sirve para referirse a la impunidad y complicidad relacionados con los femicidios. Un crimen no sólo se realiza cuando se mata a una mujer sino también cuando el Estado no investiga lo suficiente, y es cómplice. Entonces hablamos de que el Estado comete el delito de no garantizar el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia, no garantiza el derecho a la Justicia.
AWID: ¿Qué las llevó a investigar las muertes de mujeres en 1994?
AC: Las feministas, desde los ochenta, venimos haciendo esfuerzos para visibilizar las violencias contra las mujeres. Fue en el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe donde se establece el 25 de noviembre como Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres. Era una realidad que se percibía desde antes pero en los 90s empezamos a darnos cuenta de que esto mata, y quisimos empezar a visibilizarlo.
A mediados de los 90, se aprobó en Costa Rica una ley de medida de protección que no fue como la propuesta por las feministas. Organizaciones feministas, incluida CEFEMINA, habíamos propuesto en una ley de medida de protección de mujeres en relación de pareja, y se aprobó la ley de protección de personas en relación de pareja. Entonces en 1997 empezamos a trabajar en una ley de penalización de la violencia contra las mujeres. Nos pusimos firmes en que debía ser una ley que respetara Belem do Pará, y que no fuera genéricamente neutra, es decir que no fuese una ley que pudiesen usar los hombres. Fue en ese contexto que quisimos demostrar que la violencia no es simétrica ni es banal; quisimos demostrar que existían femicidios y que no había una situación comparable con los hombres, y es así que nace la primera investigación de femicidio en Costa Rica, que a mi entender, es la primera que se hace en Latinoamérica.
AWID: ¿Dirías que los casos de femicidios están aumentando? ¿Por qué crees que es así? ¿En qué países se dan de manera más frecuente?
AC: En Honduras, Guatemala, El Salvador se está viviendo una escalada de femicidios, no sólo por el número creciente, sino por la brutalidad con la que se cometen esas muertes. En el resto de los países tenemos tasas oscilantes, salvo en México, que tiene constantemente altas tasas de femicidios.
La hipótesis que planteamos en la investigación “No olvidamos, No aceptamos. Femicidio en Centroamérica , es que el aumento de los femicidios está relacionado con el momento económico y político de la región. En Centroamérica se forzó a una apertura e inserción en la globalización de una manera que es de mucha pérdida para los países, y en particular para las mujeres. Esto hizo que los grandes negocios de nuestra región sean los negocios de las mafias. Se están instalando una serie de escenarios en nuestros países que alimentan las violencias contra las mujeres, como el de la trata de mujeres, de las redes que trafican con todo, el narcotráfico. La migración misma pone en mucho riesgo a las mujeres. Las mujeres, en lo económico, relegadas a la maquila. Además hay que sumar la militarización y el fenómeno de las maras.
En el pasado, las redes mafiosas tenían códigos de conducta, que por ejemplo dejaban por fuera a las mujeres. Hoy día es todo lo contrario. Por ejemplo, si los de la mafia se comportan “gentlemen” con el enemigo que le ha robado la droga, o si van y le pegan un tiro, pues entonces nunca más van a recuperar ni la plata ni la droga. Pero si en vez de ser “gentleman” son un buen “empresario”, y van y usan a las mujeres de su familia, porque están a mano y porque son mucho más "descartables", entonces logran amedrentar al enemigo. Es lo que Rita Segato llama el mensaje horizontal que los hombres envían a otros hombres cuando matan a sus mujeres. Es un mensaje para decir “este territorio es mío, si yo hago esto con tanta osadía y puede quedar impune es porque yo tengo a las autoridades compradas”.
En el caso de las periodistas y el de las defensoras de derechos humanos, el que sean mujeres que levantan la voz para defender o para denunciar las hace particularmente atractivas para el exterminio.
AWID: ¿Cuáles han sido las fallas en las políticas implementadas para enfrentar los femicidios en los países donde están en aumento?
AC: La clave sigue estando en la investigación judicial, a pesar de que haya leyes. Hay una falta de interés de montar las acusaciones de manera correcta. En Costa tenemos ley de penalización de violencia contra las mujeres y más del 70% de las denuncias que hay por esa ley, la fiscalía no las defiende, determina que no hay caso. Las mujeres llegan a reclamar por sus hijas y les dicen que eran mareras , o putas o drogadictas cuando las chicas eran en verdad estudiantes. Además ¿que más da que sean mareras o putas? Hay que investigarlo y punto.
Los Estados reaccionan cuando los organismos internacionales los apuran. Guatemala está reaccionando ahora relativamente bien. En 2008 aprobaron la Ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra las mujeres. Ahora sí que están teniendo abogados y fiscalías especializadas, Y este año, por ejemplo, en Guatemala, ha habido femicidios cometidos por la mara que han sido esclarecidos, lo que demuestra que sí se puede hacer con voluntad política.
AWID: ¿Qué cambios se necesitan para que las políticas y medidas sean más eficaces? ¿Qué más deberían hacer los Estados para enfrentar esto?
AC: En casi todos los países de Centroamérica tenemos una ley específica de violencia contra las mujeres. Se requieren fiscales y equipo que sepan investigar y acusar, y que quieran hacerlo. Hay que exigir que los fiscales demanden todas las pruebas, todas las pericias que se requieren. Habría que formar más policías criminales para dar respuesta rápida, sobre todo en situaciones de alto riesgo. A nivel regional e internacional, creo que hay que construir instancias en las cuales los Estados rindan cuenta de lo que está haciendo. Hemos tratado de hacerlo a nivel de Centroamérica en el SICA (Sistema de la Integración Centroamericana).
AWID: ¿Podrías hablarnos del “Modelo de Protocolo de Investigación Eficaz de Femicidios/Feminicidios en Latinoamérica”?
AC: Se está trabajando en el Modelo , lo que intenta es poner en común algunos lineamientos que requiere la investigación del femicidio, que es específica, y que suelen pasarse por alto, investigando los femicidios como si fueran homicidios comunes.
La construcción de la hipótesis es fundamental. Quien primero llega a la escena del crimen monta una hipótesis, con la primera impresión que recibe. Por ejemplo, aparece el cuerpo de una mujer en medio de un baldío, "Ah, bueno, ha sido un ataque para robarla." Y ya está, ahí quedó, esa hipótesis se convierte en la única, esa es la línea de investigación, y se cierran otras.
Lo fundamental es tener una buena hipótesis de investigación, que no la cierran y sobre todo pensar que probablemente este no sea un asesinato casual de una mujer, sino que es muy intencional, con gente que probablemente la conocía, y te ubicás en el contexto de los escenarios que te mencioné antes, probablemente esto va permitir hacer una investigación diferente. Quizá desde en lo pericial, no lo va a ser, el forense hará una autopsia común, pero va a reportar si tenía mordiscos, si tenía marcas de navaja, o sobre todo si tenía la palabra puta marcada en el pecho, no lo va a dejar pasar por alto.
Yo soy parte de las que opinamos que todo homicidio de mujeres debería ser investigado en principio como posible femicidio, y luego descartarlo si no lo es. Así no se perdería información importante y más casos podrían ser resueltos.
FUENTE. AWID -Por Gabriela De Cicco
No hay comentarios:
Publicar un comentario