1) El ministro de la Corte asegura que la ley no va a tener eficacia porque la tipificación es incorrecta. Como una de las funcionarias que colaboró con la redacción del proyecto, ¿qué opina de esa crítica?
Principio aclarando que el anteproyecto que se elaboró con la coordinación de la CONSAVIG, abordó al femicidio de distinto modo a como finalmente fue sancionado por la Cámara de Diputados, en tanto preveíamos su tipificación como un delito autónomo.
La tipificación del femicidio contribuye a la eficacia de la investigación criminal y pone en evidencia el valor simbólico de estos crímenes. Buscábamos también limitar las justificaciones que se dan desde la justicia en casos de femicidio, como la atenuante de emoción violenta prevista para los homicidios.
La actual tipificación que considera al femicidio como un homicidio agravado, si bien considero que no es la más acertada, con una política de capacitación intensiva a juezas y jueces que apunte a dejar en claro de qué se habla cuando se hace referencia a la violencia de género, puede ser perfectamente aplicable.
En este marco no deja de sorprenderme la aseveración del Dr. Zaffaroni respecto a que en la Argentina “nadie sale a matar a una mujer por ser mujer”. Aparentemente la erudición del integrante de la Corte Suprema le hace presumir que se encuentra habilitado para denostar lo consagrado por la Convención de Belem do Pará y para denigrar el trabajo realizado por el Poder Legislativo Nacional calificando de “locura” la tipificación de algo cuya existencia niega.
2) Otro argumento es que los homicidios por odios se producen contra minorías, pero que en Argentina ninguna mujer es asesinada por su condición de tal
Claro está que las mujeres no son un un grupo minoritario en la sociedad, pero no se puede desconocer que nos encontramos en una clara situación de desventaja frente a los varones, evidenciándose las resistencias a cedernos posibilidades de desarrollo personal y profesional.
En la ley sancionada por el Congreso, cuando se tipifica la agravante del homicidio entendida como femicidio no se habla de odio sino que se establece que se perpetra un femicidio cuando un hombre mata a una mujer mediando violencia de género.
Tal vez el Dr. Zaffaroni se haya confundido con otra agravante, dispuesta en otro inciso, en la que se sostiene que se impondrá reclusión o prisión perpetua “cuando se mate por placer, codicia, odio racial o de género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión”. Pero en ese caso no se está haciendo referencia al femicidio sino a otras circunstancias.
3) Zaffaroni señaló además que se desconoce si hubo un crecimiento de la violencia de género, y que lo que sucede es que se desnaturalizó ¿hay más casos o más visibilidad?
Creo que hay más visibilidad. Acerca de la comparación del número de casos no puedo aseverarlo ya que no hay estadísticas oficiales en Argentina que permitan hacerlo, pero paradójicamente sí puedo afirmar que el no tipificar el femicidio como delito penal autónomo dificulta su registro estadístico ya que no se puede medir cuantitativamente aquello que no se conceptualiza.
Por último, es importante mencionar que la violencia contra las mujeres, más allá de la existencia de una ley avanzada, no está desnaturalizada. El imaginario colectivo aun hoy encierra esta problemática a la atmósfera íntima vinculada al universo de las pasiones.
4) ¿Coincide en el diagnóstico sobre el aumento mundial de la violencia intrafamiliar?
Cuando las mujeres en sociedades con grandes problemas de desigualdad avanzan en la conquista de derechos, este sistema estructurado en asimetría de poder se resiente y endurece sus mecanismos de coacción. Por ende, y sin poder asegurarlo en forma fehaciente, considero muy probable que haya aumentado la violencia familiar en el mundo.
5) ¿Cuál es la relación entre violencia intrafamiliar y violencia de género?
Podríamos decir que la violencia intrafamiliar es una de las modalidades de la violencia de género. La mayor proporción de violencia de género se produce en el ámbito intrafamiliar, pero no por ello deja de ocurrir en otros espacios (laboral, institucional, mediático) tal como describe la Ley 26.485.
6) Zaffaroni menciona que la violencia intrafamiliar es una interacción, un grupo que empieza a funcionar patológicamente, ¿coincide? ¿se trata de un grupo?
Para algunas autoras como Montserrat Sagot, el femicidio expresa de forma dramática la desigualdad de relaciones entre lo masculino y lo femenino, y muestra una manifestación extrema de dominio, terror, vulnerabilidad social, de exterminio y hasta de impunidad. Es decir, las causas de este tipo de asesinatos no se encuentran en las características “patológicas” de los agresores, sino en el status social de las víctimas.
Desde ya que la violencia es un modo de interacción. Una forma de relacionarse condicionado por valores, costumbres y, modos de representación que configuran el lugar de poder en que una persona se posiciona y desde el cual se vincula con mujeres y varones. Desde la perspectiva de género que reconoce que las relaciones se estructuran de forma desigual, la violencia familiar hacia las mujeres no es una patología sino la manifestación más clara y tangible de un sistema que las oprime y que se llama patriarcado.
7) ¿El feminismo cae en la trampa del poder punitivo? ¿Está de acuerdo con las críticas al feminismo que aspira al aumento de penas?
Los distintos proyectos presentados para crear un tipo penal autónomo y aquellos que lo planteaban como un homicidio agravado, no establecían mayores penas que las ya existentes. Sí es cierto que pugnaban por restringir las posibilidades de que se aplicasen circunstancias de atenuación a los femicidas. Esto, en tanto la experiencia ha mostrado que en muchísimos casos, las penas por femicidio fueron disminuidas por miembros de la judicatura sobre la base de fuertes prejuicios de género que sólo contribuyen a reproducir patrones socioculturales que van en detrimento de la igualdad de mujeres y varones.
Por otro lado, el feminismo, en tanto movimiento social, es diverso y presenta posturas heterogéneas respecto a la tipificación del femicidio, como respecto a otras cuestiones. Por lo que no se puede proyectar a todo el feminismo este tipo de aserciones.
Pero en lo que no ofrece fisuras el movimiento feminista es en sostener que tienen un absoluto desconocimiento de la temática de género y escasa empatía con las mujeres quienes argumentan que las mujeres maltratadas podrían haber zafado si no hubiesen adolecido de “comodidad social” o si le hubiesen dado “un sillazo en la cabeza” al maltratador, tal como manifestara el Dr. Zaffaroni.
Perla Prigoshin
Coordinadora Nacional de la CONSAVIG
TIEMPO ARGENTINO
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