viernes, 7 de diciembre de 2012

LOS VIOLADORES NO SON ENFERMOS SINO GOZADORES DEL ABUSO DE PODER


La especialista en violencia de género Eva Giberti pidió que los jueces no tengan prejuicios machistas y que las mujeres se animen a denunciar las violaciones.


 La doctora Eva Giberti lleva muchos años estudiando el fenómeno de la violencia familiar. Sus libros son una referencia obligada al momento de analizar la situación de este drama social en nuestro país. Actualmente dirige el programa Las Víctimas contra las Violencias, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, y es la titular de la cátedra abierta Violencias de Género, que se dicta en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Misiones
El Territorio entrevistó a Eva Giberti a propósito de los crímenes aberrantes que se sucedieron en los últimos dos meses en diversos lugares de la provincia de Misiones. “Estas atrocidades pasan en Misiones y pasan en todo el mundo, porque lamentablemente muchos hombres sienten placer al lastimar, violar y matar a una mujer”, explicó la especialista en materia de violencia de género.
Según Giberti, “los violadores no son enfermos. Salvo situaciones excepcionales de hombres compulsivos que clínicamente son diagnosticados con una severa alteración hormonal, la gran mayoría de los violadores son gozadores del abuso de poder. Disfrutan antes y después de la violación porque sienten placer al aprovecharse de quien no puede defenderse o de quien le teme”. 
Desde ese punto de vista, “no se puede hablar de cura o de rehabilitación para un violador, porque no se trata de una enfermedad, sino de una personalidad que siente placer por el abuso del más débil”.
En esa perspectiva, Giberti señaló que “la mayoría de los estudios internacionales demuestra que es muy escaso el índice de violadores que no vuelven a reincidir. La gran mayoría de los violadores vuelven una y otra vez a cometer estos abusos y por eso el único modo de protección que tiene la sociedad es el encierro de estas personas”.
Consultada sobre la influencia del consumo de sustancias al momento de cometer crímenes tan perversos, Giberti dijo que “el alcohol o las drogas no empujan a ningún hombre a golpear o matar a una mujer, sino que forman parte del placer del abuso del poder. Todo golpeador es un sujeto que se excita golpeando. Se excita libidinalmente y, además, acrecienta su Yo. Se siente poderoso. Todos estos delitos como las violaciones, los maltratos a mujeres o los abusos sexuales son el resultado de un abuso de poder”.

Visibilidad
Con respecto a la aparición, cada vez más seguida, de casos de violencia en contra de mujeres en los medios de comunicación, Giberti cree que “lo que creció en estos últimos años es la velocidad de la respuesta de las mujeres, que paulatinamente están atreviéndose a denunciar los malos tratos y las violencias contra ellas”.
Según la especialista, “la violencia de género existió desde el inicio de los siglos, pero ahora se ve más porque las mujeres se están animando a denunciarla”.
Luego dijo que “las mujeres están demostrando todos los días que son capaces de ganar dinero suficiente para mantener su hogar, de llegar a ocupar puestos laborales que antes eran exclusivos de los hombres, de escribir libros o manejar colectivos. Este fenómeno de exposición social esta demostrando que las mujeres no solamente son tan capaces como sus compañeros, sino que además son inteligentes y tienen fuerza. Y esta realidad para algunos hombres es insoportable, porque los corre del lugar de liderazgo social. Por eso hay tantos hombres furiosos y repletos de odio que ponen en práctica sus deseos más crueles, maltratando y matando a las mujeres”.

El peor ejemplo
Durante el diálogo con este diario, la doctora Eva Giberti destacó que “esta ola de asesinatos tan crueles a  mujeres que ocurre en Misiones también sucede en el resto del país, porque lamentablemente matar mujeres se ha transformado en una venganza cuando algunos hombres advierten que están perdiendo poder y autoridad”.
En ese sentido, la entrevistada destacó “lo que está pasando en Ciudad Juárez, en México, donde se estima que cerca de 700 mujeres fueron torturadas y asesinadas desde 1993 hasta la fecha. En general, las víctimas son mujeres jóvenes y adolescentes, de entre 15 y 25 años de edad, de escasos recursos económicos y que han debido abandonar sus estudios para comenzar a trabajar”.  
Frente a este panorama, Giberti dice que “no hay una receta única para parar esta violencia contra las mujeres, pero el solo hecho de poner estas cuestiones en los medios de comunicación para que la población sepa que existe la problemática y que hay instituciones que están trabajando para revertirla, ya es un paso importante”. 
Seguidamente remarcó que “es fundamental hablar de estos temas en todos los ámbitos, en las casas, en las escuelas, en los trabajos y en la calle, para formar nuevas generaciones más respetuosas del otro, como ser pleno de derecho, mas allá de su género”.

“No tener prejuicios machistas”
Los últimos crímenes que conmovieron a la sociedad misionera tienen al menos tres características comunes: todas las víctimas fueron mujeres, sus autores fueron extremadamente perversos y los hechos están siendo investigados por la Justicia local.
Durante la entrevista, Eva Giberti dijo que “lamentablemente la mayoría de los jueces no ha estudiado lo que significa el patriarcado como hecho político y por eso padecen los peores prejuicios machistas que les impiden investigar y sentenciar como correspondería”.
Seguidamente, Giberti destacó: “No me refiero solamente a los jueces hombres porque también hay juezas mujeres con cabeza machista, que en general tienen la misma confusión mental que sus colegas varones”.
En ese sentido, la funcionaria nacional dijo que “la Justicia, como poder independiente, no debería tener ningún prejuicio machista al momento de investigar cualquier delito cometido contra las mujeres”.
Seguidamente Giberti  explicó que alguno de esos prejuicios machistas señalan que “si una mujer protesta es porque es una histérica o está loca. Si la violaron siempre cabe la sospecha de que era porque usaba una minifalda muy corta o porque fue la provocadora del abuso. Y si el marido la mata, saldrá en las noticias como crimen pasional, porque ella era infiel y no limpiaba la casa como corresponde”. 
Según Giberti, “el sistema judicial debería entender que el número de violaciones, femicidios y la Trata de Personas para prostitución aumenta porque es creciente la escalada de violencia hacia las mujeres. Esto tiene trasfondo político y económico estructural basado en el sistema patriarcal, que abarca la opresión en el trabajo, la prostitución, las agresiones, la violación que explota y mata a las mujeres como mecanismo de dominación”.

FUENTE: TERRITORIO DIGITAL

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