miércoles, 17 de abril de 2013

GUATEMALA: " SE DEBE ENTENDER EL PERFIL DE LAS VÍCTIMAS"

Su ideal de justicia le llevó a postularse como el primer juez a cargo del Tribunal B de Guatemala, contra el Femicidio. Sabía que la tarea no sería fácil y lleva ya varios casos complicados.


Carlos Antonio Rodas, juez del Tribunal contra el Femicidio, afirma que trata de ponerse en el lugar de la víctima


El más reciente caso que tuvo en sus manos el juez Carlos Rodas Mejía, de 44 años, fue el de un subcomisario de la Policía Nacional Civil, que fue condenado por la violación de una menor.
El juzgador habla de su situación, como hombre, en un tribunal que juzga la violencia contra la mujer.

¿Usted solicitó venir al Tribunal contra el Femicidio?

La materia tiene que ver con lo penal y he estudiado la maestría y el doctorado en ciencias penales, y esto tiene mucha relación y está dentro de lo penal, no se sale de lo que me gusta.
Manifesté mi interés por incorporarme al trabajo relacionado al femicidio. En la primera oportunidad no logré llegar, pero en la segunda ya hubo más oportunidad de acreditar los méritos que uno tiene.
La Corte Suprema de Justicia vio que sí llenaba el perfil de juez especializado en esta rama.

¿Ser hombre dificulta percibir la violencia de género?

Estoy consciente de que llevamos inmerso ese machismo. Como hombres, lo tenemos, porque es parte de la cultura guatemalteca. Como profesional he de decir que todas estas capacitaciones de alguna manera nos cambian la forma de ver las cosas, nos ayudan a entender más la problemática de la mujer en cuanto a la violencia.

¿Qué hubiera hecho antes que hoy no haría en contra de una mujer?

Como hombre, considero que nunca he ejercido violencia contra la mujer, más que con los hijos, en lo disciplinario.
En lo profesional sí admito que he cambiado mi forma de percibir las cosas. Entiendo que había que ponerle un enfoque especial al análisis que comúnmente se hace en un proceso penal: es decir ponerse en los zapatos de una mujer agredida.
Eso es sensibilización. Desde el punto de vista profesional sí es necesario como juzgador tener la capacitación para entender esa problemática.

¿Le resulta complicado ponerse en el lugar de la mujer víctima?

Es parte de este trabajo buscar entender el perfil, la psicología de las agredidas: el ciclo de la violencia. Por eso es necesario, desde lo profesional, formarse. No cualquier juzgador puede entender eso si no ha sido capacitado, por ejemplo, en cuanto al ciclo de la violencia, por qué la mujer se arrepiente, concilia y a veces se retracta. Es parte de ese ciclo, debemos entenderlo así.

¿Debería haber juzgados de violencia contra el hombre?

No hay un equilibrio de incidencia de violencia contra el hombre, es excepcional, puede haber violencia contra el hombre por situaciones de superioridad física de la mujer, económica o psicológica, pero no hay mucha incidencia, no son casos recurrentes. La mayor parte de violencia va contra ellas.

¿Cuál es el mayor reto que tiene como hombre y profesional en este tribunal?

Ser justo, ecuánime y tratar de poner mi granito de arena, a través de mi trabajo y sentencias, para dignificar en la medida de lo posible a la mujer.

¿Algún caso que le haya impactado más?

Uno paradigmático, lastimosamente en sentido negativo, el de la utilización de un animal, de un perro, en un tipo de ultraje. Esa fue una situación que rayó en lo inhumano. Fue una agresión de lo más bajo porque se denigró a la víctima.

¿En la reparación de las víctimas cree que haga falta algo en el sistema?

El Estado puede apoyar más en ese sentido, que haya un ente que se encargue de conseguirles medios de subsistencia, de acuerdo a su capacidad, garantizarles, porque el problema de que muchas mujeres desisten porque se preguntan quién va a ayudarles con sus hijos. Sí es necesario que el Estado incida un poco más. Además hay legislación que dice que es el Estado quien debe responder a esos problemas; regularmente el sindicado no tiene cómo responder.

Trayectoria

Carlos Antonio Rodas Mejía, 44 años, juez del Tribunal contra el Femicidio.
Tiene 44 años de edad,   20 de ellos los ha dedicado trabajar para el Organismo Judicial, en donde ha hecho carrera judicial.
Sus cargos: oficial de juzgado de Paz, secretario de Paz, juez de Paz, después ascendió a juez vocal de tribunal, luego  juez de Instancia Penal y ahora  juez vocal de un tribunal especializado.
Ha estado en las cuatro regiones del país. Como juez de Paz, en Morazán, El Progreso; Rabinal, Baja Verapaz; Jalpatagua, Jutiapa, y Cuilapa, Santa Rosa.
Fue juez en el Tribunal de Coatepeque, Quetzaltenango.
También fue juez de Instancia Penal en Escuintla y ahora en el Tribunal contra el Femicidio en Guatemala.

Fuente: DIARIO DIGITAL FEMENINO - Prensa Libre -Por Sandra Valdez

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